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Hola, ahora sí con el propósito de escribir a tiempo, empezaré con la siguiente historia:
Último círculo del infierno: Estado de México
Lunes 3:30 am, mi papá gritando: ¡Vámonooossss!, yo no entiendo el para qué salir a las 4 de la mañana, cuando hago la pregunta me aclaran lo siguiente: si estamos circulando todavía dentro de ciudad de México al dar las 5 de la mañana nos multan.
Podríamos decir que eso no tiene ningún chiste, sólo subes tus maletitas a la apretada camioneta y te vas, pero había un poco de drama que había que considerar: eramos mucha gente que debíamos estar lista y siempre esos asuntos de logística se prolongan (cuando veníamos supuestamente debimos salir de Monterrey a las 5 y salimos a las 6pm) en este caso no podía ser la excepción.
Salimos 10 minutos tarde, en Monterrey eso no representa gran tragedia pero en el caso del DF la cosa cambia un poco: ¡¡NO ENCONTRÁBAMOS EL PINCHE PERIFÉRICO!!
Resulta que en la Ciudad de México tienen la irritante costumbre de aparecer y desaparecer avenidas al gusto, por lo tanto, para cuando acordamos ya estábamos perdidos y no podíamos salir, tuvimos que pagarle a un taxi para que nos sacara, el taxi se quedó contento con 50 pesitos por sacarnos, pero algo andaba mal… sí, muy mal…
Empezamos a notar que una patrulla nos seguía como un molesto abejorro. Normalmente, cuando te sigue un insecto pues te alejas y ya, nosotros seguimos esa misma política pero el abejorro no cesaba en sus aleteos, desaparecía unas cuadras y volvía aparecer, lo peor es que a esa hora de la madrugada era difícil precisar si hablábamos de la misma patrulla ó es había muchas patrullas. “Equis, si nos paran pues damos mordida y ya” dice mi hermano dándonos confianza (ingenuos e inocentes de nosotros).
4:59 am, se oye la patrulla y nos indica que nos orillemos ante nuestras infantiles protestas de que faltaba un minuto. De ahí se bajan dos pequeños y oscuros gnomos que le lanzan una perorata a mi papá de las leyes de la Ciudad de México y el reglamento de tránsito. ¿La multa? 90 salarios mínimos y nos quitan el vehículo (auchhh!!).
Mi papá trató de negociar pero los pequeños gnomos permanecen inflexibles ante cualquier razonamiento y se empiezaron a tornar lóbregos y amenazantes. La química entre mi papá y ellos fue tan mala que empezaron con la intención de bajarnos 1,800 pesos y acabaron llevándose 3,000. Eso sí, nos dirigieron muy amablemente a un cajero para que mi padre pudiera sacar la cantidad.
Después uno de ellos nos dio un papelito que decía su nombre y su rango de comandante (¡Guau! ¡Nos tocó un comandante! ¡Pero qué honor!) para que no nos paren más adelante y nos acompañó a la salida de la ciudad.
¡Qué lindas personitas! ¡Se ofrecen a acompañarnos cuando nos pararon a 4:59 am a un kilómetro y medio de la salida!
“El único consuelo que me queda es que muy probablemente a esta hora alguien se está chingando a sus viejas”, argumenta mi hermano mosqueado ante la situación.
Pensamiento visceral y furioso (grrrr)
Yo quedo furiosa e impotente, haciendo un análisis reconozco perfectamente la pendejez e ignorancia de nosotros por ponernos en una situación así de delicada, incluso creo que fue karma bien merecido por comprar películas en Tepito, ya que estos sitios son centros de financiamiento de narcos, mismo que también se benefician de las mordidas de los policías de Estado de México y ciudades en general (hay que considerar que mi papá ya es grande y tiene sus propias ideas de la piratería por lo tanto ahí no puedo interferir mucho), sin embargo también estoy harta de la policía y los tránsitos.
Simplemente no siento el menor respeto por ellos, se han dedicado a usar las leyes para extorsionar y mamarse el dinero de la gente y ahora para colmo de males se descubre que son super amiguis de los secuestradores, narquitos y maleantes en general.
En Monterrey la cosa no es distinta, es bien sabido que estos singulares seres se dedican a avisar a los narcos cuando pasa un convoy militar.
Siento mucho respeto por las personas honradas que estén en el cuerpo policiaco con el ánimo de servir y hacer su trabajo apegado a la ley, lamento que el salario de la policía sea una ridiculez en pro de conservar a nuestros funcionarios públicos tan gordos e hinchados de lana como siempre (lo cual también da asco y ya va siendo hora de que pongamos un hasta aquí a eso), pero no se vale que estos cabrones jueguen en los dos bandos, en las películas gringas los llaman “ratas”, traidores y para mí toda esta bola de panzones realmente lo son y lamento mucho que los policías honrados si es que los hay, tengan que trabajar junto a tal escoria.
Cualquier comentario a este blog que se encuentra enrabiado será muy bien recibido…
Se cuidan.